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Las órdenes religiosas en Centroamérica colonial en el proceso de evangelización, su aporte al arte colonial: Arquitectura y decoraciones del convento de San Francisco en Santiago de Guatemala.

La orden Franciscana y el proceso de evangelización.

Dentro de las llamadas órdenes mendicantes encontramos a los franciscanos, José, P. G. (2016) sitúa los inicios de la orden Franciscana fundándose en Asís, Italia en 1212, a su vez, Acevedo (2004), señala que el lugar de nacimiento de San Francisco, desde la Edad media, estaba asociada al culto y difusión del movimiento franciscano en el mundo, transmitiendo un mensaje de paz, tolerancia y respeto.

Desde sus inicios podemos observar además una función misionera y evangelizadora. Según (Dussel, 1983), evangelizar es transmitir la fe cristiana al otro, con el fin de que este lo aplique a la praxis comunitaria y su vida cotidiana en donde manifiesta seguir los pasos de Cristo. Estrada (2020), habla sobre como el proceso de evangelización en América se dio a través de un refinamiento de los métodos. Indicando que para conseguir que el indígena adoptara la nueva religión, a este se le evangelizó por medio de la razón y no por la fuerza.

La orden Franciscana en México.
Doce miembros de la orden Franciscana son los primeros misioneros que llegan a la Nueva España con la misión de llevar a cabo la evangelización. Los territorios a los que dicha orden religiosa escogió para repartirse fueron las cuatro ciudades más importantes: México, Texcoco, Tlaxcala y Huejotzingo. (Morales, 1989, p. 778).

 

El contacto entre los mendicantes y americanos es el primer paso con el que dicha labor evangelizadora comienza; el proceso evangelizador muy probablemente se puso en marcha por los frailes impartiendo la fe desde lugares improvisados al aire libre. Los frailes respetaban varios de los elementos indígenas, sin embargo, el objetivo de su misión evangelizadora volvía indispensable la eliminación de los elementos prehispánicos. (Morales, 1989, p. 780).

 

Los procesos de construcción de los conventos estaban acompañados de una serie de experiencias vividas entre frailes e indígenas trabajando juntos, intercambiando culturas. La historia de las fundaciones establecidas por los misioneros comienza en el territorio de Campeche, lugar donde se erigió el primer convento franciscano en el año 1546, con los frailes fray Luis de Villalpando, fray Melchor de Benavente, fray Lorenzo de Bienvenida y fray Juan de Herrera. (Domínguez, 1992, p. 213-214).


La arquitectura durante el proceso de evangelización en Guatemala

La llegada de Pedro de Alvarado a Guatemala en 1524, marcaría el inicio de un nuevo y único proceso de evangelización en la región. Según Luján Muñoz (1994), los frailes además de catequizar, poseían conocimientos básicos de técnicas de construcción occidentales como, hacer adobes, colocar ladrillos, labrar madera, entre otras acciones que les permitieran edificar, sin embargo, estas eran vulnerables ante los movimientos sísmicos.

 

En el caso del Reino de Guatemala, está presente un patrón urbanístico en los pueblos indígenas, en el que la formación se dispone alrededor de los espacios abiertos, como plazas centrales, el patrón de las calles se adaptaba al lugar, como es el caso de Antigua Guatemala.

Arquitectura y decoración del convento de San Francisco en Antigua Guatemala.
La construcción en el convento de San Francisco El Grande fue iniciada en 1612 y finalizada en 1625. Durante los años siguientes sufre varios terremotos y reconstrucciones, hay que destacar que el convento en la actualidad su arquitectura y decoración se encuentra en mal estado por el deterioro. La decoración cuenta con: pintura mural, relieves, candelabros, fuente, etc., que también son parte integral del edificio y que son portadoras del mensaje iconográfico e iconológico de la orden religiosa que son importantes como métodos de evangelización,  como la pintura mural que mejor se ha conservado en el claustro, donde se observa una escena de tres santos de un tamaño monumental el cual este mural muestra una escena con un motivo evangelizador y la temática de los santos no casualidad sino que buscaba de cierta manera influenciar en el pensamiento de los pobladores coloniales para que adaptar a las creencias cristianas a su estilo de vida.

El convento de San Francisco de Santiago de Guatemala fue la casa conventual y cabeza de la provincia desde el siglo XVI hasta finales del siglo XVIII. El convento está lleno de espacios donde se conservan arcos de medio punto, bóvedas de cañón y una bóveda de arista. Está rodeado por un muro perimetral y en el interior cuenta con Biblioteca y sacristía, cocina, vestíbulo, claustro donde se localizaban las habitaciones de los frailes; también refectorio, una sala común, el patio; enfermería y actualmente con un museo. En cuanto a los materiales y sistema constructivo, los muros son principalmente de mampostería con piedra y ladrillo de barro. También existen segmentos de muros de tapial y de adobe colocados de soga, y en las ventanas los balcones son de hierro. 

La arquitectura de esa época se enfoca principalmente en edificios religiosos por la necesidad de los españoles de evangelizar la llamada Nueva España y así pretendían erradicar las costumbres religiosas politeístas de los nativos. El convento se encuentra no solamente en mal estado de conservación, sino también en peligro de colapso, sin ninguna expectativa de ser intervenido. Al recorrer el conjunto se encuentran caminos de tierra y montículos, bajo los que se encuentran los pisos y escombros de lo que un día fue el majestuoso conjunto de la Orden Franciscana.

Arquitectura y decoración de la iglesia de San Francisco en Antigua Guatemala.
La primera iglesia fue de adobe y estuvo lista para su uso provisional en junio de 1542. La iglesia de San Francisco, incluyendo el atrio, llamado también cementerio, donde existían varias capillas de indios. Luego de los diversos terremotos ocurridos, la reconstrucción de la iglesia se solicitó el 28 de abril de 1693. Entre los años 1697 y 1703, la obra se consideró labrada al mando del maestro Ramón de Utillo o Autillo, que en 1675 contrató la portada. El templo construido tenía características barrocas, ejecutadas por maestros indígenas que le imprimieron su sello característico en la ornamentación, un tanto recargada a imitación Churrigueresca.

A principios de 1700 se continúa con la construcción de la iglesia, para lo que fue electo el padre Fray José González, quien, a base de ofrendas, añadió los últimos remates a la fachada. Los últimos trabajos realizados por fray González fueron realizados en el Coro, en donde se agregaron barandillas de hierro, se hizo el ventanal; en el crucero se colocaron vidrieras; la lámpara del altar mayor en plata y por último todas las cornisas quedaron adornadas con barandillas en forma de corredores, pintados de verde y oro. Esta iglesia se estrenó el 25 de septiembre de 1702.

 

El crucero estaba coronado con una cúpula con linterna en un estilo neoclásico de finales del siglo XVIII, esto se debe a las reformas realizadas al templo después del terremoto de 1751. Se le describió a la fachada como un “triunfo barroco, con el uso de la columna salomónica, con capiteles jónicos y dóricos y el empleo del arco poligonal de las hornacinas del segundo cuerpo de la portada”. No existe evidencia de la fachada de San Francisco previo a las intervenciones realizadas por José de Porres en dicho templo, 1674.

 

La fachada de la iglesia es de estilo barroco y las imágenes policromadas, modeladas en estuco sobre núcleos de ladrillo lo mismo que las columnas salomónicas, están cuidadosamente hechas. La fachada entera, con sus pilastras fajadas horizontalmente en el campanario, y su base pesada, dan a la iglesia dignidad, hermosura y una novedad de diseño.

 

El interior de la iglesia es de una sola nave con una longitud de 90 varas; el crucero de 45 varas; y un ancho general de 15 varas. La altura de la nave es de 16 varas a la cornisa y 20 varas a la bóveda. Las columnas de la nave tienen zócalo de piedra. Entre columnas se encuentran las ventanas. A mano derecha, ingresando por la puerta principal, encontramos la capilla de la virgen de Loreto, la cual se encuentra en la iglesia de San Francisco de la capital. La imagen fue traída de España en 1580 por don Juan Rodríguez Cabrillo de Medrano.

La fachada de la Iglesia de San Francisco el Grande, está formada por 3 calles y tres cuerpos, una “fachada retablo”. Dicha fachada está compuesta y decorada por elementos religiosos y representativos de España, más una variedad de esculturas de santos y frailes, ubicadas entre sus calles y cuerpos.

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