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“El gremio de escultores y la escultura en el sistema colonial centroamericano: el escultor Quirio Cataño en Santiago de los Caballeros.”
​​Santiago de Guatemala es el nombre de la ciudad fundada por Pedro de Alvarado, el 25 de julio de 1524, en Iximché, –Chimaltenango– , al nombrar las primeras autoridades edilicias, durante la Conquista de Guatemala. Para poder tener una imagen general de nuestro contexto, es preciso, además de introducir la situación geográfica, mencionar el papel de la Iglesia Católica en el desarrollo de Reino de Guatemala, puesto que la historia del imperio español en Centroamérica se encuentra íntimamente relacionada con la de la iglesia católica romana.
Webre (1993), nos explica que podemos distinguir el papel de la Iglesia en dos rasgos fundamentales y generales, siendo el primero, la misionización en manos de las ordenanzas religiosas, cuyos frailes dedicaron y arriesgaron su vida con el objetivo de difundir la fe cristiana, y siendo la otra, el extenso movimiento de la iglesia como vigilante del poder político, social y económico, siendo esta institución el principal instrumento en el sistema de poder. Asimismo, siendo inherente al poder de esta institución, es indispensable mencionar que el arte se vio guiado, impulsado y patrocinado por la Iglesia Católica, por lo que toda expresión artística evidencia la tutela de La Corona española y el increíble sincretismo cultural que se dio.
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Con el establecimiento de las colonias en América y la expansión de la Iglesia en el territorio recién conquistado, surgió la necesidad de contar con imágenes devocionales, que además de decorar los recién construidos templos y conventos se acercaran a las formas humanas de una manera natural, y que al mismo tiempo sirvieran en las ceremonias religiosas populares, como fueron las procesiones. Para el siglo XVIII, la escultura tomaba un papel social muy importante, pues dicho oficio parecía colmar una necesidad espiritual de piedad popular que demandaba ser desbordada de realismo.
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Esa necesidad de poder tener imágenes devocionales fue remediada por los frailes en los primeros años de la vida colonial, ya que a través de sus escuelas de artes y oficios enseñaron a los indigentes las técnicas de la escultura policromada y estofada. Al mismo tiempo que funcionaban dichas escuelas, llegaron a Nueva España maestros escultores, éstos trabajaban siguiendo los lineamientos europeos para la fabricación de esculturas.
A lo largo de los años se puede apreciar la principal forma escultórica de los retablos, algunos de estos reúnen características renacentistas principalmente, que se conservan hoy en día. Pero no se puede limitar el estilo de un retablo únicamente al renacentista, pues ya para el segundo cuarto del siglo XVIII, el retablo guatemalteco adquiere una forma barroca, proporcionando así características propias como por ejemplo, dejando la columna salomónica por una variedad de soportes típicos. De ahí viene el barroco guatemalteco.
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En pleno siglo XVIII, se entendía por oficio la intervención de escultores, entalladores, ensambladores, pintores y doradores para la ejecución de un retablo. También conocidos como artes mecánicas ya que se realizaban con las manos y quienes lo ejercían vivían de la venta de los productos que hacían. Por otro lado, tenemos los gremios, quienes eran una clase de asociación laboral y económica cuyo origen se remonta en Europa, estos organizaban la producción de obras y el número de talleres, buscando garantizar la distribución de trabajos y un aprendizaje y producción de calidad. Los gremios, como una clase de sistema, se esparcieron por varias partes del mundo, entre ellas Hispanoamérica. Al llegar a Guatemala, poco a poco se fueron organizando los oficios y las artes, entre ellas la escultura, la arquitectura de ensamblaje, la pintura y el dorado.
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Para poner un poco más clara la integración de los gremios, se conoce que estos estaban constituidos por las ordenanzas para constituir los reglamentos de funcionamiento, ya que su misión era la de infundir sus fundamentos y enseñanzas a quienes conformaban estos gremios. Las ordenanzas se encargaban de prescribir lineamientos de carácter técnico como las elecciones de alcaldes, estableces ciertos estatutos respecto al oficio en cuestión, compra de materias primas y la venta de sus manufacturas, otras disposiciones relativas al aprendizaje, oficialía y maestría, normas concernientes a los exámenes, visita de tiendas y talleres por las autoridades gremiales y municipales, entre otras.
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Durante la Época Colonial, Quirio Cataño destacó como uno de los más grandes escultores y maestros del Reino de Guatemala, por ejercer varias artes y dejar un gran legado para los demás artistas; era pintor, dorador, orfebre, ensamblador, escultor y platero, principalmente. Su nacimiento es incierto, se mantiene firme la idea que es procedente de Portugal, sin embargo, hay quienes afirman que es de Italia y luego se trasladó hacia el otro país, más o menos en el año 1580 cuando llegó a Guatemala, contrajo matrimonio con Catarina de Mazariegos, con quien tuvo un solo hijo, que era clérigo. Algunos especialistas coinciden en afirmar que su formación artística debió hacerse en Portugal o Italia, entre los años 1556 y 1575. Durante su vida, la ubicación donde vivía propició a tener suficientes ganancias que le llevó a pagar un tributo de seis tostones de impuestos y ser cada vez más solicitado en sus trabajos, como cuando estuvo en la zona noreste de la ciudad en 1604 y en el barrio Santo Domingo en 1652. Al momento de muerte, aproximadamente en 1622, fue enterrado en la Capilla del Sagrario de la Catedral con su hijo que había fallecido años antes.
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Su taller estaba instalado en la Calle de los Pasos Perdidos y allí se daban cita un gran grupo de artistas que trabajaban cada uno en su especialidad. El taller de Quirio Cataño, formado entre 1580 y 1620, era uno de los más grandes y mejor organizados de la Ciudad de Santiago. Muchas veces las amistades que tenía con otros artistas, llevaban a que trabajaran juntos en su taller, por ejemplo, con Luis Ortiz, Pedro de Liendo y Antonio de Rodas, en cambio, con el pintor Francisco de Montúfar tenía grandes diferencias. Algunos de los que conformaban este taller no se les reconocía sus nombres, pero se sabía que eran muchas personas que trabajaban con Quirio, entre los más sonados estaba: Luis Ortiz que tenía el cargo de escultor de imágenes y estricto colaborador, Antonio de Rodas era escultor, tallador de retablos, platero y pintor de imágenes, Bernardo Cañas, yerno de Rodas, y Bartolomé de Ciancas eran ensambladores. Sin lugar a dudas el trabajo más famoso realizado por Quirio Cataño fue la hechura de la imagen de Jesús Crucificado de Esquipulas e igual se le atribuyen los retablos para la Capilla de Pedro de Lira (1606), para el altar de Nuestra Señora del Rosario (1608) y el retablo de Capilla de la Señora del Rosario de los Españoles junto a las pinturas de Pedro de Liendo, del año de 1615. (RUIZ, 2012)
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Dentro de las técnicas más usadas por los gremios de escultores, como en el taller de Quirio, se encontraba el estofado, dorado y el encarnado, que es también conocido como “carnación”, que es una simulación de la carne del cuerpo humano. En el taller de Cataño, se puede ver esta técnica usada en el retablo de la Señora del Rosario de los españoles, con características renacentistas, en los medallones sostenidos por pequeños ángeles en los frisos de las calles unos solo en el rostro y otros de medio cuerpo, definida también por columnas doradas con relieves de los santos dominicos, se les ve con sus hábitos y túnicas, así como el encarnado en manos, rostros y cabellos oscuros. En otra de sus obras donde vemos la carnación de la piel es en el Cristo de Esquipulas, que no es igual en todo el cuerpo, existen diferentes teorías del por qué el color negro, pero no se tiene una explicación exacta sobre ello, una de las teorías más fuertes explica que fue tratada con otros colores, debido a la gran devoción de la gente, el humo de las velas y rajitas de ocote hicieron que adquiera ese color. Podemos decir que esta técnica fue muy poco usada por su taller a comparación de otras escuelas como la Quiteña, Cuzco y Lima, ya que en el resto de sus obras registradas no se encuentra presente y con el paso del tiempo se han perdido también trabajos que quizás la poseían, ya sea por lo fenómenos naturales u otros factores.
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Las influencias en las que se ve condicionada la obra de Quirio fueron la corriente manierista, por la delicadeza y elegancia de sus obras, que adquirió en su región de origen y el carácter renacentista en su sabiduría y el buen oficio que realizaba; además se utilizaba decoración tipo plateresco y se le considera un precursor del barroco por el realismo emotivo y los contrastes de los volúmenes que había en sus trabajos. Así que el tratado de su encarnado en el taller iba siguiendo estos modelos e influencias que él había aprendido. Lo que más distingue a Quirio Cataño en sus obras, son los detalles en las columnas, pilastras y remates dentro de sus retablos, combinadas con decoraciones muchas veces fitomorfas. Este escultor ha sido investigado ya en varias ocasiones, pero nunca es suficiente, debido a tantas preguntas que se tiene respecto a sus obras y que siendo uno de los artistas más reconocidos de Santiago de los Caballeros, pocas han sido sus obras registradas como las de su taller, sin embargo, su legado sigue trascendiendo hoy en día no solo en Guatemala, sino, alrededor de América Latina.
Imágenes.

Título: Cristo negro de Esquipulas.
Autor: Quirio Cataño.
Año: 1594.
Lugar: Basílica de Esquipulas, Esquipulas, Guatemala.
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Con el célebre Cristo de Esquipulas, que data de 1594, del escultor Quirio Cataño, se dio un paso adelante hacia el clasicismo renacentista. La composición en forma de “T” del Cristo de Esquipulas, su solemne frontalismo, la proporción cuadrada y el tallado de su rostro sereno y elegante, reflejan la búsqueda del ideal del clasicismo. Su paño de pureza es corto y se ajusta principalmente sobre su pierna izquierda y sobre las caderas, dejando a la vista la parte inferior del abdomen, y tiene un discreto nudo que cae verticalmente.
Sus manos, acordes al resto de la composición, se colocan en una posición elegante de bendición. La llaga del costado es muy pequeña, formando una media luna invertida, como tratando de mitigar el dramatismo de la pasión. Sin embargo, esta escultura conserva aún características medievales, como el vientre abultado, los pies un tanto alargados en forma de trapecio y se observa linealidad en ellos, formada por la representación de sus huesos.
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Su cabeza cae suavemente sobre su hombro derecho, sin llegar a apoyarse en él y su rostro delgado se configura a través de mansas facciones, “sus rasgos sumarios, presentan una expresión templada con ojos semicerrados y boca entreabierta sin estridencia, pero que no renuncia a las mejillas hundidas propias de un difunto. Es muy característico el juego del entrecejo visto desde su derecha donde las cejas señalan un movimiento acentuado que le confiere dramatismo a un conjunto caracterizado por la serenidad y el equilibrio”
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La encarnación no es completamente fina, sino algo áspera y como manchada y salpicada de sangre coagulada en todo el cuerpo, con espacios claros intercalados y rasgaduras en la piel para hacer patente el estado lastimoso como quedó su cuerpo. Oficialmente, la Iglesia atribuye el color a la exposición constante al humo de miles de velas, candelas y veladoras, y anteriormente rajitas de ocote, que ofrendan los peregrinos.

Título: Retablo de Nuestra Señora del Rosario de los españoles.
Autor: Quirio Cataño.
Año: 1615.
Lugar: Templo San Juan del obispo, Guatemala. Obtenido de tesis de Flor María Orellana Mejía.
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Relieves en las columnas del primer cuerpo, encarnadas, 12 cm. de alto, aprox. Refleja cuatro santos dominicos en el retablo renacentista de Nuestra Señora del Rosario de Santo Domingo. Se logran percibir cuatro santos dominicos que se encuentran presentados como pilares de la doctrina y del culto al rosario. Estos santos son San Jacinto de Polonia, San Luis Bertrán, Santo Domingo de Guzmán y San Alberto Magno; se culmina con dos sufrientes en el remate involucrando otros santos.
Las columnas tritóstilas del primer cuerpo, cuentan en su tercio inferior los relieves de los cuatro dominicos antes mencionados, enmarcados en medallones y policromados. Las columnas son doradas y los cuatro relieves de los santos dominicos tienen sus hábitos blancos y túnicas negras, así como encarnado en manos y rostros aparte de tener sus cabellos oscuros. En los extremos, en el lado de la epístola, tenemos a San Jacinto de Polonia, que expuso su vida para salvar la imagen de la Virgen; y en el lado del evangelio, a San Alberto Magno, con un pergamino en su mano, probablemente porque ya se había avanzado en su canonización, lo que ocurrió tres años después de inaugurado el retablo.
En las columnas que definen la calle central del retablo se encuentran San Luis Bertrán, del lado de la epístola, con la copa que recuerda el intento de asesinato por los encomenderos. Luego está la Virgen quien dirige la mirada hacia el lado opuesto y entrega el rosario a Santo Domingo de Guzmán y los demás religiosos dominicos.

Título: Retablo de Nuestra Señora del Rosario de los españoles.
Autor: Quirio Cataño.
Año: 1615.
Lugar: Templo San Juan del obispo, Guatemala. Obtenido de tesis de Flor María Orellana Mejía.
Friso del primer cuerpo con ángeles encarnados con medidas de 61 por 22 por 3 cm.
Desde el punto de vista artístico, este retablo es renacentista, igual clasificación propone Ávalos. Sus columnas tritóstilas; la retícula perfecta, definida por columnas y entablamentos, así como la simetría de los marcos para las pinturas así lo evidencian.
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Las tallas fitomórficas que decoran frisos, podios y columnas, además, son de tipo plateresco, por lo que el taller de Cataño fue completamente renacentista al hacerlo.
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Título: Retablo de Nuestra Señora del Rosario de los españoles.
Autor: Quirio Cataño.
Año: 1615
Lugar: Templo San Juan del obispo, Guatemala. Obtenido de tesis de Flor María Orellana Mejía.
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Tableros del podio del banco, la que está a la izquierda sostiene las columnas de la calle central con una medida 0.3m y la que se encuentra a la derecha sostiene las columnas externas con una medida de 0.6m. Dentro de los tableros del podio se encuentran decoraciones de carácter bibliográfico y fitomorfas, junto con pequeños rostros infantiles donde el encarnado es apenas visible.
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Título: Retablo de Nuestra Señora del Rosario de los españoles.
Autor: Quirio Cataño.
Año: 1615.
Lugar: Templo de San Juan del obispo, Guatemala. Obtenido de tesis de Flor María Orellana Mejía.
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El retablo mide 4.5x5 metros, hecho en madera de cedro, dorado y encarnado. El remate del retablo, se encuentra enmarcada una pintura de Pedro de Liendo, flanqueado por dos columnas tritóstilas con estilo plateresco. Se encuentran dos ménsulas que complementan el soporte para el entablamiento, hay un frontón abierto que tiene un podio en la parte central, coronado por hojas de acanto, se considera la probabilidad que las hojas pertenezcan al guardapolvo que mide 5.55x6.15 metros y que no es original, con esto se podría indicar que quizás el podio debió sostener otro elemento que ya no se encuentra en el retablo; realizado antes del siglo XIX por los cotes a mano que posee con formón visible en la parte posterior del mismo.